Descripción
La melatonina es un complemento que ayuda a restablecer el normal ciclo de descanso en personas con desajustes de los ritmos vigilia-sueño facilitando un sueño reparador y de calidad. La melatonina reduce la latencia del sueño*, aumenta la duración de la fase REM, ayuda a mejorar los síntomas asociados al jet lag** y es eficaz frente al insomnio de los ancianos, en los que es frecuente que presenten unas bajas concentraciones de melatonina. La melatonina, además, participa en una gran variedad de procesos estimulando el sistema inmunitario, protegiendo el sistema cardiovascular y aportando notables beneficios en enfermedades neurodegenerativas por lo que es una hormona que se le ha relacionado con el antienvejecimiento.
*Este efecto se obtiene con una ingesta de 1 mg de melatonina poco antes de acostarse
**Este efecto se obtiene con una ingesta mínima de 0,5 mg de melatonina ingerida poco tiempo antes de acostarse durante el primer día de viaje y unos cuantos días tras la llegada al lugar de destino.
MELATONINA: Se trata de una hormona sintetizada y liberada por la glándula pineal. Se sintetiza a partir del triptófano y la serotonina. Su liberación sigue un ritmo circadiano, es decir aumenta con la oscuridad y disminuye con la luz. El estímulo lumínico procedente de la retina se transmite a través del tracto retinohipotalámico hasta el núcleo supraquiasmático (reloj biológico) donde se estimula la síntesis y liberación de melatonina. Durante las horas de luz las células fotorreceptoras retinianas están hiperpolarizadas, situación que inhibe la liberación de melatonina. En la oscuridad, los fotorreceptores activan el sistema y se produce el aumento en la actividad glandular. La liberación de melatonina tiene lugar pronto tras el comienzo de la oscuridad; el pico máximo se produce en medio de la noche, entre las 2.00 y las 4.00. Posteriormente, desciende de forma gradual y sus concentraciones son de 3 a 10 veces menores durante el día. Aparte de la glándula pineal, numerosos tejidos y órganos extrapineales tienen capacidad de sintetizar melatonina. Entre ellos se encuentran la retina, cerebro, timo, epitelio respiratorio, ovarios, piel… La síntesis extrapineal de la melatonina no sigue un ritmo luz/oscuridad y se cree que es consumida por estos órganos o tejidos cumpliendo una función protectora contra el estrés oxidativo.
Se sabe que la síntesis de melatonina disminuye con la edad y en personas mayores de 75 años, el ritmo diario de la melatonina es sólo una pequeña fracción del observado en individuos de 20-30 años. Precisamente este descenso en los niveles de melatonina coincidiendo con el proceso de envejecimiento, ha motivado a muchos investigadores a plantearse los posibles efectos de la melatonina como sustancia capaz de retrasar el proceso de envejecimiento o paliar los desórdenes derivados del mismo.
Son numerosos los estudios que relacionan la melatonina con una gran variedad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos. La melatonina estimula el sistema inmunitario, protege el sistema cardiovascular, mejora los síntomas posmenopáusicos y aporta notables beneficios en enfermedades neurodegenerativas, como el Alzhéimer o Parkinson.
La melatonina se ha estudiado ampliamente en los trastornos del sueño y concretamente ha demostrado beneficios en el tratamiento del insomnio de las personas mayores sin presentar los efectos secundarios propios de los hipnóticos (sedación excesiva, insomnio de rebote, tolerancia y dependencia). La melatonina acelera la inducción del sueño, aumenta la duración de la fase REM, mejora la calidad del sueño y reduce la latencia al inicio del sueño. Es eficaz en los trastornos del sueño en los que hay una alteración del ritmo circadiano tales como cambios en el turno de trabajo o el jet lag en el cual se produce una desincronización entre el ciclo circadiano corporal y las condiciones del medio externo y aparece casi de forma segura en grado variable cuando se cruzan 5 o más husos horarios. La melatonina también se usa para ayudar a las personas ciegas a establecer un ciclo de día y de noche.
La melatonina posee además otras funciones fisiológicas, cuya capacidad antioxidante es una de las más relevantes abriéndose nuevas expectativas de su posible utilidad en el control de patologías relacionadas con el estrés oxidativo, como son las situaciones de aterosclerosis o los procesos neurodegenerativos como el Parkinson o Alzhéimer. Los estudios sugieren que el 45% de los pacientes con enfermedad de Alzhéimer presentan alteraciones del sueño y agitación por la tarde-noche debido a que presentan unos niveles disminuidos de melatonina. La melatonina reduce la peroxidación lipídica en el estriado, el hipocampo y regiones del mesencéfalo en modelos de experimentación de enfermedad de Parkinson. La melatonina ha demostrado un efecto cardioprotector a través de su acción antioxidante, ya que tanto la melatonina como sus metabolitos, son recolectores muy efectivos de radicales libres de oxígeno y nitrógeno. Además la melatonina es capaz de estimular la actividad de diversas enzimas antioxidantes a la vez que aumenta los valores del glutatión, un importante antioxidante intracelular. Por otro lado ejerce una acción antiinflamatoria que ha puesto en evidencia a través de distintos estudios, la interrelación de la melatonina en la enfermedad arterial coronaria aguda con las diferentes moléculas inflamatorias que intervienen en la aterosclerosis coronaria
